El Ecuador de hoy - Política y Sociedad Ecuatoriana: Con el perdón de los porcinos

abril 14, 2005

Con el perdón de los porcinos




No sé si fui víctima de los medios de comunicación. No sé si es por estar en Guayaquil y no en Quito. Lo que sí puedo decir que sé, es que el llamado paro provincial de Pichincha, al cual se adhirieron otras provincias, fue pequeño, o simplemente minimizado. De verdad no sé.

Gracias al Major América, me he enterado que sí, que efectivamente el tema del transporte fue caótico. Que las empresas laboraron sólo hasta el mediodía, u optaban por cerrar temprano. Las marchas, re-marchas, contramarchas, recontramarchas, estuvieron a la orden del día. Estudiantes por un lado, movimientos sociales por otro, consejo y municipio por otro, cacerolazos por otro lado. Ni el hecho mismo de haber llegado hasta la casa del dictócrata ha sido un gran acontecimiento.

Y creo que no me equivoco al decir que esto sucede porque simplemente, todos han adelantado el año electoral. Sí, todos. En su afán de hacer cada cual las cosas a su manera, la oposición a este régimen está seriamente fragmentada. Cada cual dice hacer lo que "el pueblo" espera se haga. Cada cual tiene la fórmula para que "el pueblo" salga beneficiado.

Si de verdad supieran lo que el pueblo quiere, este problema de la corte ni siquiera hubiera empezado. Si de verdad supieran lo que el pueblo quiere, más de la mitad, por no decir todos, hubieran renunciado y dar pasos a verdaderos patriotas. Si de verdad supieran lo que el pueblo quiere, estuvieran formulando un verdadero marco legal para que la productividad se incremente en el país.

Pero, y con el perdón de los porcinos, ¿Qué van a saber los cerdos de estrellas, si jamás han mirado al cielo? De igual manera, ¿qué van a saber estas autoridades de lo que quiere el pueblo, si jamás han mirado hacia él?

El verdadero problema político de nuestro país está en que no saben como repartirselo. No se ponen de acuerdo en qué pedazo de la torta les conviene, al uno y al otro. Que no me venga ahora Moncayo a exigir que Lucio abra sus cuentas. Que las abran todos. Que no me venga Nebot a pedir que me movilice, cuando con su silencio y falta de acción (y no necesita al pueblo) está siendo más cómplice que el mismo Quintana, con sus levantamientos de sesiones intempestivos.

De verdad, que no vengan ahora a decirme que si tienen la fórmula. No les voy a creer.

¿Qúe van a saber los cerdos de estrellas, si jamás han mirado al cielo?