6 meses en coma
El Papa Benedicto XVI, hace dos días, bendijo la estatua de la “Azucena de Quito”, la Santa Mariana de Jesús. En la profecía suya que retumba aún por estos días, afirmaba que “El Ecuador no se acabará por catástrofes naturales, sino por los malos gobiernos”. Esos días han llegado.
El gobierno de Palacio se ha caracterizado siempre por su fragilidad, desde aquel 20 de abril –del cual ya 6 meses-, en el cual casi no sale vivo del improvisado salón del Congreso en CIESPAL.
“Refundaremos la República”. Fantástico. Se había interpretado el mandato de abril (que aun todavía para algunos resulta indescifrable). Entonces vimos, aunque sea por la semana siguiente, una política que no había sido vista antes: el congreso, presuroso, se puso de acuerdo mejor que nunca y rápidamente conformaron el nuevo TSE, aprobaron el reglamento para la elección de la Corte Suprema de Justicia, nombraron defensor del pueblo, etc. Es que el hecho que te rompan la cabeza y veas tu sangre en la mano de otro hacen esas cosas, sobre todo cuando sabes que quien te rompió la cabeza no es uno de tus “colegas” del congreso, sino un individuo de la masa indignada por tus arbitrios legislativos.
Duró poco. Se anunció entonces el programa de concertación ciudadana “para recoger el clamor popular”, el Gobierno me escucha. Plata botada. Gándara renunció. El congreso comenzaba a hacer de las suyas nuevamente. Oswaldo Molestina hizo la intentona nuevamente, ahora con las preguntas del programa combinadas con algunas ideadas por el gobierno. La calificación de las preguntas no prosperó. Molestina tuvo que retirarse sin más que hacer. Sus nexos familiares con el PRE y PRIAN no sirvieron.
La semana pasada, Palacio hizo su anuncio de llamar a una consulta popular para aprobar la convocatoria a una Asamblea Constituyente. El TSE la descalifica. Sabemos bien que el TSE está conformado políticamente por los partidos con mayor votación. Entonces, era un escenario que se veía venir. Elucubrando e hilando fino, podría afirmar que Palacio ha lanzado una jugada bien inteligente: está provocando la confrontación entre el Congreso y el pueblo. La tan venida a menos imagen del congreso nacional estaría siendo utilizada en este escenario. Y es que muchos –sino todos- estamos descontentos con la imagen actual del poder legislativo. Y a su vez, nosotros estaríamos siendo utilizados. Pero bueno, esto es hilar fino y de verdad no me agrada pensar mucho en ello, aunque en realidad no sería la primera vez que sucede.
Ya se están planificando marchas, por los denominados “grupos sociales” para defender la consulta popular y exigir al TSE su aprobación. ¿Qué pasará? La próxima semana lo sabremos. Lo cierto es que al parecer las escenas de abril se comenzarán a repetir. Con lo que llegaríamos a 6 meses desperdiciados. 6 meses. Y sobre lo único que tenemos certeza es que no se ha informado como es debido del TLC y se quiere firmar este año.
Ahora veamos más para nuestros adentros. En días anteriores, discutíamos sobre la Constitución del Ecuador. Sabemos que es una de las mejores de Latinoamérica. Entonces, ¿necesitamos una nueva? ¿Realmente necesitamos una nueva constitución? Sinceramente, creo que no. El problema sigue estando en las personas que tienen el poder en sus manos para cambiar las cosas. En la voluntad patriótica y de servicio que debe primar en los que nos representan y que nosotros elegimos. Sí, elegidos por nosotros. Voluntad que lastimosamente no tienen.
El cambio debe empezar casa adentro. Podremos tener 20 constituciones más, congresos bicamerales, presidentes que terminen su periodo, pero si no hacemos un análisis interno y les hacemos ver al resto que no hay que votar por votar sino meditar, concienciar a nuestros amigos, compañeros, familiares que el Ecuador si puede mejorar y que dicha mejora comienza dentro de nosotros, difícilmente el Ecuador cambiará. Difícilmente.
<< Home