Estas son las mañanitas...
Costumbre de enamorados, parejas, hacia mamá, hacia papá, llevarles serenata el día de su santo, aniversario, cualquier cosa que valga la pena recordar, y celebrarlo con algo de música unplugged.
Ahora, los hermanos de la capital nos están dando una gran lección de cómo hacer las cosas. Sin ningún ánimo de felicitar a funcionario alguno, sino a celebrarle la democracia en la cara a más de uno, pasan ahora dando serenatas, a diestra y siniestra. Comenzaron con la Ximenita, fueron a buscar al Asherve, dieron con Vallejo, todo buscando a su gran dama: Lucio.
Y es que al Lucio lo quieren demasiado, le buscan para cantarle las verdades. Para dedicarle el Te vas porque yo quiero que te vayas, versión popular, así como luego dedicarle el La puerta se cerró detrás de tí, y nunca más volviste a aparecer, pero eso sí, nada de mencionar a los Iracundos, peor a Perales. Ellos están vetados de las serenatas.
Lucio se está haciendo el difícil. Es como esas chicas que te guiña el ojo, te le acercas, y te pega una cachetada. Pero Quito le sigue el son. Está, como díriamos acá en la costa, engrupido con Lucio.
¿Que puedo hacer desde acá yo? Bueno, por lo pronto, estoy afinando mi garganta, mis cuerdas vocales, practicando mi do de pecho, y mi gancho derecho. Pero no pienso desfilar nuevamente convocado por aquellos que no han sabido arreglar los problemas del país. Me voy con los mariachis de Quito, así sea a la distancia.
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