El Ecuador de hoy - Política y Sociedad Ecuatoriana: En los lugares menos esperados

mayo 31, 2005

En los lugares menos esperados




La semana pasada estuve haciendo una auditoría a un sistema informático. Tengo que decir que dicho sistema debía haber sido entregado en diciembre del año pasado, pero para la fecha todavía no tenía todavía hito de culminación. Era, lo que los ingenieros de software (y cualquier persona, seguramente) llamamos "un proyecto fallido".

Me sorprendió escuchar una frase, del encargado del proyecto, a manera de excusa: "Sabes que no lo hemos hecho de mala fé. Hemos fallado, y no importa, no seremos los primeros ni los últimos". Paff! Carajo, decía para mis adentros (como era el auditor, no podía prevaricar). Linda excusa. En lugar de mejorar nos vamos para atrás.

Despreocuparnos de analizar la derrota, es tanto o peor que no preocuparnos por mejorar. No me sorprendió el 43% que se llevó la evaluación del sistema.


El día viernes del feriado, me encontraba en la tarde, luego de haber jugado "fútbol" con mi hijo, viendo Doraemon. Y apareció algo que me dejó inquieto. El episodio se trataba, como siempre, que Jovita (?) quería sacar ventaja de cualquier aparato que Cósmico le estuviera dando. Esta vez fue el turno de un parlamento portátil. Sí, una cámara legislativa. La idea era que cualquier cosa que se escribiera en un papel, la pasabas por el aparato, e inmediatamente se convertía en ley nacional.
Como siempre, Jovita trató de sacar el mayor provecho de la misma: primero hizo una ley en la cual prohibía que su mamá lo retase. Luego promulgó una para que los papás le regalasen a los niños 1000 Yenes de mesada. Y así, comenzó a hacer leyes para el beneficio de los niños. Entonces comenzó a darse cuenta de algo: mientrás más se beneficiaban los otros -y él también-, menos le tocaba. Por ejemplo: los juguetes -que también los había hecho bajar de precio- se habían agotado, porque los niños tenían el dinero suficiente para comprarlos. Jovita se quedó sin su juguete, sin dulces, etc. Pero todos los niños parecían estar felices, menos él. Viendo esto, dijo: Voy a comenzar a mandar leyes que me beneficien solo a mí. Y así comenzó. Emitía ley tras ley, en su propio beneficio, hasta que el aparato, cansado de tanto abuso, explotó. Cósmico le dijo: "Se me había olvidado de advertirte. Si lo usas en beneficio personal y abusas de él, terminará reventándote en la cara".

Si dependiera de mí, hiciera ver ese capítulo todos los días en el Congreso Nacional.

Definitivamente, en los lugares menos esperados uno encuentra siempre algo que aprender.