29 y contando.
El día del examen llegó. A veces me porto muy severo conmigo mismo, me exijo demasiado y me doy duro, por alguna meta que no he cumplido y que no tiene visos de cumplirse, al menos en el muy corto plazo.
Pero aquí sigo, adelante y con paso firme. Dudando a veces si tiene sentido el hacer el camino sobre el sendero. Tentado a detenerme. A mirar duramente los pasos marcados sobre la tierra, a veces recién hundida, a veces hundida hace tiempo. Soy de aquellas personas que cuando les entra la depre, se quejan hasta del acontecimiento ocurrido hace más de 20 años. Sí. De aquellos soy, de cuando en cuando.
Pero también soy alegre, y la mayoría del tiempo trato de estarlo. Trato de ser amable, de responder a todos "sí" ante alguna necesidad -lo cual me ha traído muchos gustos, pero también insatisfacciones-. Ése soy yo.
Hoy que veo hacia atrás, ya no puedo quejarme. Quizá el año no fue como yo esperaba. Quizá el año no fue como se planificó. Pero estoy seguro de algo: seguiré caminando. Bien o mal. Es el momento en el cual comienzo a ver que vericuetos tomar en la carretera. Es el momento en el que valoro todo lo que tengo y me digo a mi mismo: "¡No seas pendejo! Arma bien el camino y no seas como los de la Andrade-Gutiérrez." Es hora de seguir adelante.
Un nuevo año comienza, año en el cual también tengo metas que alcanzar y caminos que dejar. Metas que, si me porto tan exigente como hasta ahora no las lograré, seguramente. Pero si me porto constante hay altas posibilidades que las logre.
Hoy arranca el nuevo año.
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