La mejor de las revoluciones

Realmente el leer un diario, mirar los noticieros, escuchar la radio durante estos días se vuelve un ejercicio de fuerza y autocontrol. Tener constantemente que soportar paros, si no son manifestaciones, si no son dimes y diretes entre los diputados, si no son nuevas acusaciones de corrupción, es realmente frustrante. Por no decir cabreante y hasta enteramente desmotivador.

Y quizá es el morbo que nos provoca, el masoquismo que está tan impregnado en nosotros que siempre sintonizamos la misma pendejada de noticias, para enterarnos siempre de:

Los políticos son corruptos

Los dirigentes “tirapiedras” son auspiciados por el MPD

Los dirigentes “de cuello blanco” que arman relajo son del PRE, PRIAN, ID, PSC.

Los índices delicuenciales de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba, etc. están por las nubes.

La canasta básica dejó de ser básica para pasar a ser un lujito.

Si viniera un extranjero, y entendiera todo el noticiero, seguramente se llevaría dicha impresión con el primer noticiero que viera, diario que leyera o radio que escuchara. ¿Cómo hacen para vivir aquí? Se preguntaría. Y es la pregunta que ya no nos hacemos. Es la respuesta tácita, la que está ahí aunque no queramos admitirlo. “No sé, simplemente aguantamos”.

Hay que levantar la voz de protesta. Hay que hacer entender a nuestros dirigentes que estamos cansados de ellos, pero de la manera adecuada. No organizándonos en marchas que terminan en destrucción del bien público. No acogiéndonos al quemeimportismo.

Una vez más tengo que recordarme, que este año es de elecciones. Este Ecuador que estoy seguro me duele tanto a mí como a otros, merece días mejores. Días en los cuales por lo menos, no escuchemos tanta mala noticia. Días que aseguren la grandeza de esta patria. No sé todavía si algún candidato tiene algún plan de gobierno libre de fantasías. Lo que si sé es que puede ser el comienzo de el cambio que necesitamos. Ecuador puede cambiar, pero dicho cambio deberá empezar desde nosotros. Desde el hecho que tomemos conciencia que la revolución propia es la mejor de las revoluciones. Ahí comenzará el cambio.