Porqué me gusta el Año Nuevo
Atrás quedó el 2005, año que según EcuadorInmediato, fue “el año de las Chambonadas”. Año en el cual los ecuatorianos volvimos a cambiar de presidente, para poner otro igual o peor. Año en el cual quedó demostrado que la dictadura no puede darse del ejecutivo, sino desde el Legislativo. Año en el que vimos –o mejor dicho, no vimos- a una Corte Suprema de Justicia digna y pulcra.
El año 2006 promete muchas cosas: año de elecciones –preparen los oídos y ojos para los aparatos electorales-, mucho ruido y pocas nueces. Seguramente seguirán los enfrentamientos, los egoísmos, los maniqueos con el fin de preservar el poder en las mismas manos. Se destaparán nuevas ollas de corrupción, se taparán otras tantas.
Año del mundial de fútbol, que por un mes nos tendrá atolondrados a los que amamos el deporte “rey”, y que una buena actuación de nuestra selección paliará sin duda todo aquello que tan pesimistamente estamos acostumbrados a ver.
¿Qué cuales son las predicciones para el año 2006 en Ecuador? Véanlas ustedes mismos. Yo las veo por curiosidad, pero como todo en la vida: me las tomo con mucho escepticismo. ¿Por qué? Porque es solo una parte del futuro, aquel futuro que construimos día a día y que siempre tratamos que sea mejor. Es parte de un futuro que podemos trastrocar con cada acción que tomemos. O es el futuro al que nos dirigimos si es que no hacemos nada por cambiarlo.
Por eso me gusta celebrar el Año Nuevo. Porque me digo, aunque sea sicológicamente, “borrón y cuenta nueva”, porque me comí esas 12 uvas, porque me metí plata en el bolsillo, por el calzoncillo amarillo. Porque la esperanza de días mejores siempre esta ahí, mejor aún en el inicio del nuevo año. Porque para mejorar siempre esta cualquier día que amanezca, pero en el inicio del año es, no sé, como más motivador. Y, si todos nos planteamos objetivos alcanzables, y miramos al futuro con optimismo y nos dejamos de corruptelas y tonterías que lo que hacen es dañarnos y dañar al resto, quizá nos sintonicemos hacia el país que queremos.
No dejemos que el 2006 nos haga a nosotros. Hagamos nosotros el 2006.
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