La puta memoria
A mí me gusta ver, o por lo menos escuchar, los noticieros. Más aún cuando se trata de noticias más de análisis e investigación. Claro que la coyuntura es importante, para estar informado y saber que partido tomar.
Lo que no me gusta es que jueguen con mi memoria. Seguramente a muchos tampoco. Peormente, que nos crean estúpidos o lo que es peor, que estén convencidos de ello y por lo tanto no den paso a la reflexión que todo ciudadano debería hacer sobre los acontencimientos que suceden en la sociedad.
¿A qué me refiero? Pues simplemente a lo espectacular de la cobertura a la libertad de Lucio. Fotos, ángulos, seguimiento, y un largo etcétera. Un paseo por los noticieros matutinos de opinión; como si nada.
¿Es que resulta tan difícil de recordar que fue derrocado tan sólo hace poco menos de un año? ¿Que sobre él pesan sospechas de peculado en la negociación petrolera? ¿Que murió una persona en las protestas reprimidas por su orden? ¿Que murió otra persona arrollada por un camión antimotines el mismo día de su caída? ¿Que gracias a su “genio” nos quedamos sin Corte Suprema por 8 meses? Las sospechas de aporte de las FARC, espionaje y otro largo etcétera que a los medios parece habérsele olvidado. O mejor dicho, que seguramente les conviene olvidar.
¿Me importa acaso que Lucio haya ido en romería donde la vírgen del Quinche a agradecer su libertad? No. Me interesa que responda todas las acusaciones de las cuales es sospechoso. Me interesa que analice el porqué en su gobierno se atentó contra la vida de otros políticos. Y nadie le pregunta eso. Porque saben que no va a responder. Para eso mejor ni lo entrevisto.
En abril del año pasado los medios le dieron la misma cobertura al retorno de Abdalá. Los forajidos se quejaron de que la cobertura de las manifestaciones no fue suficiente. Y la credibilidad de los medios quedó en jaque. Parece que este sería el jaque-mate.
¿O nos quieren borrar la memoria? A estas alturas, nuestra memoria parece ser una puta para ellos: todos quieren jugar con ella.
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