El Ecuador de hoy - Política y Sociedad Ecuatoriana: Nos han matado la patria, volvámos a hacerla

abril 21, 2005

Nos han matado la patria, volvámos a hacerla




El presidente Alfredo Palacio hace pocos instantes, acaba de nombrar a sus primeros ministros. Mauricio Gándara, aquel que el día de ayer estaba sentado en Telesistema, comentando sobre la crisis, es uno de ellos. El mismo que lo hemos visto pasearse por los medios dando sus declaraciones muy críticas de Lucio Gutiérrez. Hoy es ministro de gobierno.

A continuación un discurso pronunciado por él, el 28 de septiembre pasado. Que ese fervor no se le acabe, señor ministro.

Compatriotas:
Personas de distintas procedencias ideológicas y geográficas de la República, se congregan hoy en este augusto lugar, cuna de la nacionalidad ecuatoriana, la Sala Capitular de San Agustín, para convocarle al País a una lucha sin cuartel por el respeto a la dignidad y la independencia de la Patria.


Esa dignidad y esa independencia que, luego del diez de Agosto de l809, fueron ratificadas en esta misma Sala, el 16 de agosto, por quienes convirtieron a Quito en Luz de América. Los patriotas de la Junta Soberana no tenían soldados, no tenían armas, estaban lejos de los puertos por los cuales hubieran podido abastecerse; no tenían los medios bélicos, pero tenían valor, que es lo que trae honor, tenían un ensueño, el de libertad, que es el que trae gloria. Su aislamiento, la falta de concertación previa con otros pueblos, hacían inevitable un fracaso transitorio, lo que se tradujo en que en un dos de agosto los cuerpos de los patriotas asesinados en el Cuartel Real de Lima bajaran, por la piedad de los padres agustinos, a reposar para siempre en las catacumbas de esta misma Sala Capitular. Nos congregamos aquí para tomar de esos valientes ejemplo de lucha por la independencia, por la dignidad, por la soberanía.

La Patria vive un proceso de descomposición: se ha permitido que soldados extranjeros y, peor todavía, mercenarios, pisoteen nuestro suelo. Se nos lleva como a rebaño a participar en un conflicto que no es nuestro y que más bien tiene su origen en el hecho de que los países ricos son incapaces de contener el consumo de droga. Quieren controlar con plomo lo que necesita una honda comprensión social. Desde el propio suelo patrio, que gobiernos sumisos entregaron, se controla nuestro mar y nuestro cielo. Desde ese mismo suelo, obtienen sus informaciones los mercenarios que en Colombia fumigan el territorio de ese país hermano y, también, el de las poblaciones fronterizas del norte ecuatoriano, trayendo ruina, enfermedad y muerte. No solamente que no hay autoridades ecuatorianas que reclamen, sino que ellas mismas todo consienten; parece que compiten en una carrera de indignidad y servilismo.

¡Qué contraste con las políticas de los años sesenta! Durante la guerra del atún, la marina ecuatoriana apresaba a los barcos pesqueros extranjeros y Ecuador, liderando la acción conjunta con Perú y Chile, conseguía con ellos imponer, mundialmente, la tesis de las doscientas millas de mar territorial o una de zona de exclusividad económica. Cuando el Tratado de Río de Janeiro, el País pudo visualizar la pérdida de una parte de su territorio. Cuando la suscripción del Tratado de Protección Recíproca de las Inversiones con Estados Unidos, en l993, el País solamente pudo visualizar la pérdida de soberanía al ser arrastrado a Tribunales arbitrales internacionales donde injustamente, contra todo derecho, se lo condenó a pagar una gigantesca suma de dinero. Si, compatriotas, por el Tratado de Río de Janeiro perdimos soberanía sobre parte del territorio nacional; por este Tratado de Protección de las inversiones hemos perdido soberanía sobre la facultad de nuestras instancias administrativas y judiciales para resolver sobre lo nuestro.

¿Qué es, en esencia, la soberanía? Es el ser Señor en su propia casa. Desde que se firmó este inicuo Tratado, las compañías extranjeras ya no están sujetas ni siquiera a la autoridad formal de nuestros funcionarios. Esta es la rendición de la soberanía del Estado Ecuatoriano. Este Tratado fue aprobado por el Congreso sin leerlo siquiera, pese a las protestas de dos diputados solitarios, Diego Delgado y quien habla. Los personajes que se coludieron para aprobar ese Tratado, son los mismos que consintieron el arbitraje con Occidental Petroleum. Son los mismos que hoy, ante la evidencia de que esa Compañía ha violado la ley ecuatoriana, sutil y aviesamente, han conseguido que Petroecuador y el Ministerio de Energía inicien un simulacro de juzgamiento de caducidad del contrato en contra de expresas disposiciones de la Ley, usando un contrato que la viola, amañado por los funcionarios que lo suscribieron por el Ecuador y que hoy defienden a las Compañías extranjeras.

Es en este ambiente de degradación moral interna que al Ecuador se lo fuerza para que suscriba un Tratado de Libre Comercio con la gran potencia. No tenemos confianza en que este Gobierno, carente de valor moral, tenga la entereza para defender las tesis ecuatorianas; solamente busca congraciarse con el gobierno extranjero que es su única fuerza de real sustentación para continuar en el Poder. Este Gobierno no puede negociar el Tratado de Libre Comercio, y, si lo hace, deberá obtener el consentimiento directo del pueblo ecuatoriano. El Congreso tampoco puede aprobarlo. Ya el Tratado de Protección de Inversiones hizo evidente que aprueba los Tratados sin leerlos, o dice que no le competen, como en el Tratado de cesión del uso de la Base de Manta.

Compatriotas, esta rendición de la soberanía no puede continuar, porque si continúa, el Ecuador desaparece. El gobierno del Coronel Gutiérrez le ha causado ya, y le seguirá causando, lesiones enormes. Las de estos días pueden ser irreparables.
Estas las razones para que al margen de banderías partidarias o, mejor, desde nuestra diversidad ideológica, pensemos solamente en el País, le impongamos un alto al Gobierno y, sobre todo, al dominio de los intereses extranjeros. Yo, más que a la Gran Potencia, temo a lo que hacen y pueden hacer sus agentes ecuatorianos. Ellos son los que aconsejan no pagar impuestos; ellos recomiendan a las compañías ponerse de acuerdo para esconder la verdad y perjudicarle al Estado ecuatoriano. La seguridad jurídica que proclaman no sirve cuando la que ha violado la ley es la compañía extranjera.

Compatriotas, la Patria necesita de todos nosotros.

Compatriotas, inspirados por los héroes que reposan eternamente en esta misma Sala, con unción nos comprometamos a una lucha que culmine con la restauración definitiva de la Dignidad y la Soberanía del Ecuador.

Inspirándonos en Benjamín Carrión digamos: Nos han matado la Patria, volvamos a hacerla.