El diccionario dice

Conciencia.- 1. Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. 2. Conocimiento interior del bien y del mal. 3. Conocimiento reflexivo de las cosas. 4. Actividad mental a la que solo puede tener acceso el propio sujeto.

Pues bien, debo de corregir a muchos diputados que han hablado de la compra de "conciencias". La conciencia, apegándome al significado, es propia del individuo, bajo la cual cada cual se juzga si obra bien o si obra mal.

No señores diputados, el gobierno no compró conciencias. El gobierno compra, tramita, truequea, trastroca voluntades.

Porque estos 6 o 7 señores que de un momento a otro (en menos de 1 hora) cambiaron de parecer, no sufrieron un cambio de conciencia. Su conciencia -errada- les indicó lo que tenían que hacer. Unos cuantos miles de dólares más en la cuenta de Suiza no estarán mal. Éso es bueno para ellos. Con la conciencia de ellos tranquila, no tienen porque alarmarse.

Y, si les dolían las piernas, ha de ser de estar bailando con el gobierno, de haber estado bailando largo rato con los unos y los otros y de tanto vaivén por las escaleras del honorable congreso nacional, con el único afán de estar acorde con su conciencia.

Y ahora me doy cuenta también que estoy en la religión equivocada. Debo comenzar a ser masón. A lo mejor si me junto con quien convenga, me hagan Sacerdote Masón de la noche a la mañana y no tengo nada más que preocuparme. No importa si malverso fondos, o hago nepotismo. Mis hermanos jamás me acusarán, por el contrario, aplaudirán mis obras, porque para eso están los hermanos: no para corregir, sino para apoyar. Ahí sí que la conciencia no pesará ni a unos ni a otros.

¿Comprenden la diferencia? Estos diputados que se han cambiado a "gobiernistas", simplemente tienen su conciencia tranquila, porque ellos piensan así. La voluntad es lo que está cambiada. Antes para unos, ahora para otros.

Me voy de este post cantando, cual Gilberto SantaRosa...