Automotivación
Quizá cuando visitan este blog, más de alguno ha de pensar que soy bien tonto al pensar que las cosas se pueden mejorar en Ecuador. Cuando enfatizo que el cambio que se puede dar en nuestro querido país debe empezar por nosotros mismos, hasta se han de reír.
Con un 95% de la población ecuatoriana que no cree en sus diputados, en aquellos que dicen representarnos, es bien difícil tratar de convencer que las cosas se pueden mejorar en este pedacito de tierra.
El día de hoy he tenido que sacar harta fuerza de voluntad para escribir. Y automotivarme para poder seguir con este blog. ¿Y es que realmente se puede mejorar el Ecuador? Sí, me respondo. Sí se puede. Sí se debe. Sí quiero.
Pero como luchar contra la herencia que nos están dejando los honorables, que no es sino nefasta. Calan hondo en nuestra autoestima, se burlan de aquellos que votamos por ellos, por una representación digna y creyendo en sus promesas de campaña.
Esta herencia, para nosotros y las generaciones que se vienen, insisto, es de lo peor. Un país completamente resquebrajado, sin una agenda bien definida, sin ganas de mejorar la situación actual, completamente inidentificado, sin identidad nacional. A veces envidio a los emigrantes. Se tiene que estar afuera para querer a la tierra, para extrañarla. Que paradoja, aquí muchos nos queremos ir, ellos desean estar acá.
No me queda entonces que decir: Gracias señores diputados. Gracias señor presidente. Gracias por haber hundido más al país. Gracias por dejar de lado el avance del país y poner de manifiesto sus líos personales y empresariales. Comprendo que la política es de negociaciones, lo que no comprendo es porque estas negociaciones son tan sucias. Somos parte del sistema político del país. No olviden que por nosotros están donde están.
Debo reclamar, y lo hago desde este pequeño espacio. Y desde ya les digo:
No me van a dañar el autoestima. Estoy seguro que si puedo, con la ayuda de la gente que visita esta bitácora, mejorar al Ecuador.
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